martes, 10 de noviembre de 2020

En el evangelio de hoy, Jesús llama nuestra atención hacia el servicio

¿Ser un servidor de propina?

En el evangelio de hoy, Jesús llama nuestra atención hacia el servicio. Seguramente cada uno de nosotros ya ha servido a alguna persona o grupo de personas. Todos estamos llamados a ayudar, a apoyar un trabajo, un amigo, un extraño. Jesús nos enseña que cuando hayamos hecho todo esto, debemos considerarnos como servidores de algún tipo, porque hemos cumplido con nuestro deber.

Sabemos, sin embargo, que es difícil pensar en nosotros mismos como cualquier tipo de sirviente. ¿A quién de nosotros no le gustaría que se mencionara su nombre como benefactor? ¿Quién no esperaría un pequeño agradecimiento después de un servicio prestado? ¿Quién no querría ser reconocido en sus acciones, especialmente cuando son de una moralidad sin precedentes? 

Ser servidor anónimo es un problema serio. A todos les gustaría ser mencionados, reconocidos o al menos estimados. Y como el agradecimiento es parte del decoro, cuando uno reconoce a alguien, los demás se sienten incómodos, hasta gritamos, nos negamos a hacer un favor la próxima vez, nos encerramos, enterramos nuestros talentos. ¿Y por qué razón? Porque sólo él, es reconocido.

A veces somos servidores de propina: calculamos lo que vamos a obtener: ¿cuál es mi interés? ¿Qué ganaré?  Convierto todo en objeto de remuneración, satisfacción, búsqueda de consideración, de estima o deuda moral, mientras, se espera que el otro nos retribuya, nos devuelva.

Entonces se hace importante pedir al Señor la gracia del sentido del deber. El deber de la humanidad. El deber de sentirse involucrado, de llamar a gastarse cada vez que un ser humano está en necesidad. Necesita una sonrisa, una mirada, un consuelo, un amigo, ayuda material o espiritual. ¡Todo esto es gratis!

Señor, hoy nos enseñas tomando el ejemplo de este sirviente ordinario. Usted mismo nos dijo que ya no somos sirvientes. Somos tus amigos. Que nuestra amistad contigo ilumine nuestras relaciones con los demás para que podamos gastarnos sin contar el costo y sin esperar nada a cambio. Amén

Jesús llama nuestra atención hacia el servicio


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Evangelio según san Juan 20, 19-23: Recibid el Espíritu Santo

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y e...