viernes, 18 de diciembre de 2020

San José: silencio, compromiso y responsabilidad

Ayer meditamos sobre la genealogía de Jesús. Hoy, el Evangelio va un poco más allá al contarnos la historia del nacimiento de Jesús. Por una de las raras veces, José aparece como el personaje principal y lo describe como un hombre justo.

Hace unos días, la Iglesia abrió un año especial dedicado a San José.  Me gustaría invitarnos a meditar con el Papa Francisco sobre este discreto personaje, que participó activamente en la historia de nuestra salvación.

Qué sabemos de José: era un humilde carpintero; un "hombre justo", siempre dispuesto a cumplir la voluntad de Dios manifestada a través de cuatro sueños. El vio el nacimiento del Mesías en un establo, fue testigo de la adoración de los pastores y de los Reyes Magos y José no nos dice nada, sin embargo, sobre el fruto de esta rica experiencia.  ¿Qué sintió o experimentó cuando Jesús fue presentado en el templo; cómo experimentó la huida a Egipto?

Este silencio de la experiencia de José nos recuerda a aquellos hombres y mujeres comunes que participan y han participado en nuestro florecimiento, en nuestra vida, en nuestro crecimiento, sin pompa, sin ruido. Todos podemos encontrar en San José al hombre o mujer de nuestra vida que pasa presente en nuestra vida cotidiana, discreto y oculto, un intercesor, apoyo y guía en tiempos de dificultad. (Papa Francisco).

José acepta a María su esposa sin poner condiciones. Obedece al ángel y basta. Y hoy, en este mundo donde la violencia psicológica, verbal y física contra las mujeres es patente, José se presenta como un hombre respetuoso y delicado que, sin tener siquiera la información completa, opta por la fama, la dignidad y la vida de María. (Papa Francisco).

José nos hace entender que la profundidad de una vida espiritual no es explicativa, sino acogedora y meditativa. No es insípido, incoloro, está activamente comprometido. Al final de cada evento se ve a José como protagonista, el Evangelio señala que se levanta, se lleva al Niño y a su madre con él, y hace lo que Dios le ha ordenado.

Uno no nace como padre, se convierte en uno. Y te conviertes en uno no sólo porque traes un niño al mundo, sino porque lo cuidas responsablemente. Cuando alguien se hace responsable de la vida de otra persona, en cierto sentido, está ejerciendo la paternidad sobre esa persona.

San José: silencio, compromiso y responsabilidad


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