El corazón de la misión de la Iglesia es la oración.
La oración es la llave para que podamos entrar en un diálogo con el Padre.
Cada vez que leemos un pequeño pasaje del Evangelio escuchamos a Jesús que nos habla.
Conversamos con Jesús.
Escuchamos a Jesús y respondemos.
Y esto es la oración.
Orando cambiamos la realidad.
Y cambiamos nuestros corazones.
Nuestro corazón cambia cuando ora.
Podemos hacer muchas cosas, pero sin oración no funciona.
Recemos para que nuestra relación con Jesucristo se alimente de la Palabra de Dios y de una vida de oración.
En silencio, todos, cada uno reza con su corazón.
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